Escribo esta líneas afectado por la muerte de Alfredo: una víctima más de la carretera. Pero no una víctima cualquiera: cuando en el mismo punto casi todas las semanas termina un coche en el rió Iranzu, se puede afirmar que esas víctimas y esos accidentes son evitables, porque se deben a un tramo de carretera mal diseñado. Son, por tanto, unos accidentes cuya responsabilidad también alcanza a quien proyectó las rotondas y a quién no pone los medios para evitarlos.

Todos los accidentes de que tengo noticias han afectado a coches que circulaban en la misma dirección; en el mismo sentido. Para quien no conoce la carretera y viene de Oteiza, al final de una larga recta, y después de una curva sin visibilidad, encuentra dos rotondas mal señalizadas y de escaso radio (hace meses que desapareció una parte del indicador que las señala, quedando un panel mutilado que sólo sirve par despistar). Para quien, aún conociéndolas, entra a excesiva velocidad, o por cualquier otro motivo se le va el coche, puede encontrar -como sucede desde hace varias semanas- una banda quita-miedos caída como consecuencia de accidentes anteriores, que ni protege ni evita que el coche termine en el lecho del río.

Pero si exigible es que esa peligrosa zona esté bien señalizada y protegida, aún es más necesario modificar su trazado: la Dirección de Caminos debe colocar bandas en el pavimento que obliguen a disminuir la velocidad, y estudiar la modificación de las rotondas (al menos la que provoca os accidentes), dando prioridad a la carretera Estella-Tafalla.

Nota: esta carta se publicó en Diario de Navarra, el 16/02/01. El 27 de octubre recogía la prensa la noticia de que Obras Públicas había colocado "bandas reductoras". Posteriormente se repusieron los paneles, y el empleo social de Estella limpió los indicadores