Hace unos años, poco antes de que modificara el cruce con la carretera de Tafalla en la Cuesta del Moro, se estaba asfaltando la N-111, de manera que el asfalto, aún caliente, debería ser levantado por las obras del cruce. Un ingeniero, trabajador de la Administración en Tierra Estella, se puso en contacto con la empresa que tendía el asfalto, y... con el material destinado a la Cuesta del Moro se asfaltó la calle Zumalacárregui.

Durante el anterior ayuntamiento -ignoro mediante qué contactos y gestiones-, aprovechando la ejecución de la variante de Estella se consiguió el acuerdo para la construcción del puente que algunos llaman de Los Llanos y que acertadamente Jaime Garín ha propuesto bautizarlo con el nombre del mejor alcalde que ha tenido la ciudad. En este caso, se ha construido un puente que respecto a la variante tiene una relación inversa: en la medida en que la variante desvía el tráfico hacia Vitoria, descongestiona el puente del Azucarero y, por tanto, menos necesario era el nuevo puente, aunque a la ciudad le venga de perlas.

Preparando la construcción del Puente de Los Llanos.

He expuesto dos ejemplos, uno menor y otro importante, ejecutados aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o, como podríamos decir nosotros, aprovechado que el Ega pasa por Estella.

Durante el año pasado, no sé si a consecuencia del efecto nuevo milenio, o por otro motivo menos coyuntural, entró en nuestro ayuntamiento una tontez que no acierto a comprender ni puedo justificar: con la construcción del nuevo puente se ha asfaltado el primer tramo de la calle Fray Diego, pero, incomprensiblemente, el asfaltado se ha detenido allí donde comienza una zona de pavimento cuarteado que en pocos meses se va a tener que parchear. Son cinco o siete metros que coinciden con el paso cebra que hay a la altura de Scherzo.

No entiendo el motivo, ni nadie será capaz de dar una explicación convincente, de por qué no se han asfaltado esos pocos metros de calle en mal estado. ¿No hay nadie en el ayuntamiento que se preocupa de esos pequeños detalles? ¿No se podía haber incluido en el imprevisto de las obras el asfaltado de esa pequeña zona de baches? ¿No era más prioritario el asfaltar esos cinco metros, que otros tantos en el otro extremo de la calle, que, además, estaban en mejor estado? ¿No había en todo el presupuesto, casi sin ejecutar, unos pocos miles de pesetas para haber pagado ese asfalto? ¿Dónde ha dejado Beitia el bolígrafo y la libreta que tanta guerra le dio en la pasada legislatura? ¿Habrá que comprarle otro bolígrafo mediante suscripción popular? Espero que este hecho, y otros que se están prodigando en este ayuntamiento, sea el mal sueño que de paso a un despertar para lo que queda de legislatura. Con dos años, basta; perder cuatro es excesivo.

Otro tanto puede decirse del puente de San Juan: por él pasó la maquinaria para asfaltar todo el barrio de Arieta, y los baches que las obras de la urbanización dejaron entre el barrio y el puente, ahí están, cada vez más grandes, dificultando el acceso al barrio y al complejo escolar de Remontival.

Nota: esta colaboración se publicó en el nº 211 de Calle Mayor, el 05/04/00.