Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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BACHES Y MÁS BACHES

El pasado 6 de febrero, a las 16,30 pretendí aparcar en la zona de la Estación. No pude encontrar una plaza libre, pero tuve ocasión de comprobar el mal estado en que se encuentra el solar utilizado para aparcamiento en las proximidades de Santa Clara. Me pareció tan indignante que en el centro de la ciudad exista un solar en esas condiciones, que me puse a escribir abundando en el reportaje de Diario de Noticias, el cual demuestra que las críticas al abandono en que se encuentra la ciudad, y la vergüenza que los ciudadanos pasamos, no es tema de unos pocos, sino el sentir de una mayoría que no comprende que se haya llegado a esta incalificable situación, ante la que no caben excusas que, con frecuencia, sólo muestran un total desconocimiento del problema.

En abril de 2001, en el nº 211 de Calle Mayor decía que "con la construcción del puente [de Los Llanos] se ha asfaltado el primer tramo de la calle Fray Diego, pero, incomprensiblemente, el asfaltado se ha detenido allí donde comienza una zona de pavimento cuarteado que en pocos meses se va a tener que parchear para tapar baches". Hoy, esos baches son una realidad que se intenta ocultar rellenándolos con arena. Por donde quiera que circulemos, Estella se está convirtiendo en un bache continuo. Los hay en los accesos a la ciudad, en las travesías, en las calles interiores, en los aparcamientos..., a continuación de las zonas (escasísimas) que se han asfaltado... Y los hay, también, en las aceras y en las calles y plazas peatonales. Fruto, todo ello, de la desidia del ayuntamiento, de que no hay control sobre las obras y reparaciones que se hacen en la vía pública, o del mal uso que se permite en determinadas calles y plazas.


Estado del aparcamiento de La Estación, junto a Santa Clara, el sábado 22/02/03
Estado del aparcamiento de La Estación, junto a Santa Clara, el sábado 22/02/03.

Tomemos como ejemplo la calle Mayor: la compañía que ha instalado el gas, ha repuesto el pavimento con un hormigón de características distintas al levantado, con unas ondulaciones e irregularidades que se notan al caminar, y con una calidad tan mala que ya está roto en numerosos sitios. ¿Por qué no se ha exigido un hormigón de la misma calidad e idéntica característica al original? ¿No es esta una labor de mayor importancia y trascendencia para el municipio que el comprobar si la vecina ha solicitado licencia para cambiar la cerámica del baño? Vayamos a la plaza de los Fueros y observemos el estado en el que están quedando las losas de granito -que valen un dineral- porque nadie se preocupa en evitar que las pisen camiones de mediano y gran tonelaje. ¿Tan agobiada está la policía municipal como para que no pueda controlar el tráfico de la plaza? Si pasamos a Inmaculada, veremos que se ha repuesto baldosa de diferente color. Para qué seguir. Con tanta dejadez, en pocos años, obras que han costado cientos y cientos de millones van a quedar viejas y destrozadas, no por culpa del vigilante de obras o el policía, sino porque como decía en la colaboración citada: "no hay nadie en el ayuntamiento que se preocupe de esos pequeños pero importantes detalles". Y -añado- porque el ayuntamiento da mal ejemplo: ¿cómo es posible, que en Los Fueros, adoquines de granito se sustituyan por petachos de cemento?

Si nuestra alcaldesa reconoce que "la calle Lizarra está muy mal y habrá que pedir una subvención para renovarla", ¿a qué espera para pedirla? ¿de qué nos sirve su relación con el Presidente del Gobierno? Debería preocuparle -va a ser su herencia- que una de las prioridades que abordará la próxima corporación será el acabar con los baches. Si por lo menos le dejara la tesorería municipal llena de dinero... Pero todo apunta a que estará tan vacía de dinero como vacíos de asfalto están los baches.

Nota: esta colaboración se publicó el 22 de febrero de 2003 en el suplemento Merindad de Estella de Diario de Noticias.

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