Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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IRANZU ¿QUIÉN DECIDE?

Sólo instalados en el absurdo se puede aceptar que la decisión final sobre el parador nacional en Iranzu quede al albur de una comunidad de dos frailes, pasando por encima de los ayuntamientos de la zona y dejando en sus manos el futuro del "equilibrio turístico de Navarra" (Iturriagagoitia y Taberna, 02/02/02). Parecida opinión merece el ampararse en las dudas y vacilaciones de una corporación que se embarca en consultas sin tener claro el rumbo ni las cartas de navegación, e iniciada la travesía deja la nave a merced de los elementos. A unos y a otros, pero sobre todo al Gobierno de Navarra, hay que exigirles una decisión y una firmeza que en este tema no están demostrando.

En este tema En este tema, estamos ante una negociación de la que los teatinos, amparándose en el fuero, quieren conseguir un huevo más que sustancioso. No de otra manera se comprende la exigencia de una residencia de nueva planta de 50 habitaciones, o que el Provincial de la orden reconozca que "nosotros hemos sugerido infinidad de veces una hospedería" ¿Para qué quieren todo eso? Para meditar, ¿o para hacer negocio? Estamos, pues, ante unos frailes que intentan hacerse de valer para obtener una compensación que, en mi opinión, es más que suficiente con lo que ahora se les ofrece. Por eso, no se entiende que en plenas negociaciones, al menos en tres ocasiones el Gobierno de Navarra haya dicho que ante la postura de los frailes "a partir de ahora (Iranzu) no va a ser la única ubicación que se va a contemplar". Permitan que les enmiende, pero con estas afirmaciones no se puede obtener ningún resultado, y como no creo que nuestros representantes sean ineptos ni desconozcan las reglas elementales de cualquier negociación, se puede llegar a la conclusión de que de boquilla apuestan por Iranzu pero su objetivo es llevar el parador a otro emplazamiento. De no ser así, lo que ante los frailes tiene que dejar bien claro el Gobierno, es que si no se avienen a razones su negativa no caerá en saco roto, y que aunque no se llegue a un acuerdo los religiosos deben ir pensando en abandonar el cenobio, pues ninguno de sus deseos serán satisfechos, se pondrán limitaciones a sus fuentes de ingresos, y no recibirán ninguna ayuda en su mantenimiento, salvo las estrictamente necesarias para la conservación del patrimonio. Si apuesta fuerte el Gobierno, verá que pronto encuentra una solución razonable.

La Administración actúa como si a ella no le amparara ningún derecho y los frailes tuvieran una cesión de usufructo más inalterable que si gozara de status natural o divino. ¿Se cumple, si no la letra, el espíritu de la concesión? ¿Fue otorgada para que se estableciera una comunidad religiosa "viva", con su noviciado y vida monástica, o para que un retén de dos frailes condicionen en su beneficio el uso del monasterio y el futuro de la comarca? Por eso no se comprende que el anacronismo de una presencia testimonial pueda dar al traste con el parador en Iranzu. Cuando el Gobierno de Navarra ha deseado ejecutar un proyecto, ha pasado por encima de propiedades y usufructos, expropiando casas y tierras, anegando calles, plazas, iglesias y cementerios, y en su defensa empecinada puede ir de tribunal en tribunal hasta conseguir su objetivo o morir en el intento (Itoiz). ¿Por qué no puede expropiar a los teatinos el usufructo que graciosamente les otorgó en 1943, abonándoles la compensación económica que en su caso determinen los tribunales?

Muchos nos preguntamos si el Gobierno de Navarra apuesta realmente por Iranzu, o su verdadera intención, desde el principio, es querer quedar bien con Tierra Estella pero instalarlo en otro lugar. La primera noticia que sobre el particular recogió la prensa ( 26/10/00), informaba de que los técnicos de la Administración Foral ofrecieron a la Secretaría Nacional de Turismo cuatro posibles localizaciones (Cortes, Tudela, Pamplona e Iranzu), de las cuales el ente estatal eligió Iranzu. Esta elección no debió gustar mucho al Gobierno de Navarra, ya que a la Red de Paradores no envió sólo la documentación del monasterio, sino que incluyó el palacio de Cortes y otros edificios. Viene en apoyo de esta sospecha, el que cuando escribo estas letras leo en DN que los riberos denuncian que "se prometió que el Castillo (de Cortes, naturalmente) iba a ser restaurado para albergar el Parador, y este lo quieren llevar ahora a Iranzu". ¿A qué juega el Gobierno de Navarra? Lo lleve a donde lo lleve, lo primero que hay que exigirle es que juegue limpio..

El futuro de Iranzu, tampoco puede estar sujeto al interés electoral del Gobierno. Es muy posible que su deseo por resolver el asunto en el mes de mayo para que el proyecto arranque en esta legislatura, resida en el interés del Sr. Sanz por sacarse en periodo electoral una foto colocando la primera piedra del parador, sobre todo si la coloca en su tierra. Pero su deseo no debe prevalecer sobre el interés de la comunidad foral, máxime cuando de lo publicado se deduce que las negociaciones no se han llevado con agilidad ni acierto, y quizá tampoco con limpieza. Algo de razón tendrán los frailes cuando se quejan de que "nunca han recibido respuesta a su carta de 28/07/01 (y) ahora, sin mediar palabra se dice que no hay tiempo". En sus últimas declaraciones, los teatinos también han dicho que no están "empecinados en ninguna postura obtusa", por lo que la invitación a seguir negociando está clara. Lo que no es de recibo es la opinión del director general de Turismo señalando que el parador en Iranzu "no es una decisión que dependa del Gobierno. La pelota está en el tejado de los teatinos y son ellos los que deben decir sí o no al parador". ¡Un poco de seriedad! El Gobierno ha sido elegido para gobernar; no para echar pelotas fuera. Y también para realizar las gestiones con honradez y limpieza. Es su deber, y para ello les pagamos el sueldo.

Nota: esta colaboración se publicó en Diario de Noticias, el 20/05/02

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