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PINCELADASAl comenzar el año, nada mejor que rebasar la cuesta de enero dando unas pinceladas sobre alguno de los detalles que durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo han animado nuestra vida local. Empezaré por agradecer al presidente de la comisión de Cultura el acuerdo de dedicar una calle al historiador José Goñi Gaztambide. Para que mi propuesta de homenajear al insigne merindano fuera atendida, he tenido que insistir en tres colaboraciones, y aunque me parece que dedicarle una calle es poca cosa (D. José se merece mucho más), por algo se empieza. Muchas gracias a todos los que lo han hecho posible. En los días previos a Navidad, tuvimos ocasión de ver el vídeo en el que gaiteros y dantzaris han recopilado la historia de nuestro Baile de la Era con la sana y loable intención de reivindicar para nuestra ciudad la paternidad del mismo, y, a la vez, ofrecer un documento de cómo se debe bailar para así evitar que se desvirtúe y modifique. Pero se han quedado cortos: también hay que fijar la vestimenta con la que debe ser bailado. ¿Y qué mejor cosa, para ello, que volver a hacerlo ataviados con la misma ropa con la que se bailó, desde que se tiene noticia, durante más de una centuria? Si hasta época bien reciente lo bailaron los hombres con camisa y pantalón blanco, cinto y pañuelo rojo, y alpargatas con cintas rojas, ¿por qué no se debe de bailar con la misma indumentaria? No me parece correcto que ahora que se busca la fidelidad a los orígenes, se baile con ropajes sin tradición histórica, supuestamente sacados de documentos medievales, pero con los que nunca se bailó la Era, y que, probablemente, jamás fueron usados en nuestra ciudad. Volviendo al tradicional blanco y rojo, no sólo ayudaríamos a la pureza del baile, sino que, también, reivindicaríamos la paternidad de una indumentaria que tanta gente la considera como "pamplonica". Llegaron los Reyes y nos trajeron un buen regalo: una Cabalgata más animada, más completa y con mayor participación (un aplauso para Peñaguda, sin cuya labor no sería posible) En los últimos años había decaído mucho. Por eso, es un motivo de alegría el haberla visto con más niños vestidos de época, ropajes nuevos, y, sobre todo, la participación de comercios -Jordana Hogar y Pedro Korres- paseando sus carrozas junto a las de los colegios, acompañados de bomberos y otras empresas que han prestado sus vehículos para lucimiento de la fiesta. A todos mi agradecimiento, junto con el deseo de que la Asociación de Comerciantes y otros establecimientos tomen nota y se animen a participar con nuevas carrozas. Es un buen detalle para con el ciudadano del que diariamente viven. Y ya que hablo de Reyes, otro aplauso para los comercios que abrieron el domingo ofreciendo su amplia gama de artículos a rezagados, olvidadizos o a quién tuvo que corresponder a compromisos de última hora, y, sobre todo, obsequiándonos con la imagen de una ciudad viva (cuando el comercio está cerrado la ciudad ofrece una imagen muy apagada) junto a la sensación de que el comerciante está al servicio del ciudadano, facilitando la satisfacción de sus necesidades y adaptándose al tiempo libre del potencial consumidor. Ha sido una buena decisión. Se avecinan malos tiempos para el comercio local, y esa es una de las maneras con las que hay que conjurarlos. Atrás debe quedar la imagen de un comercio que cierra sus puertas la tarde de los sábados, animando al cliente a acudir a los centros comerciales de Pamplona, Logroño o Calahorra. Atrás debe quedar la sensación de ver unos comercios, con la bolsa llena, de espaldas a la conveniencia del ciudadano. Atrás debe quedar el hecho de que cuando más gente viene a Estella se encuentre con que las puertas de las tiendas están cerradas a cal y canto. Por eso es absolutamente necesario que para las próximas Ferias de San Andrés (es la tercera vez que insisto en ello), público y comercio caminen en sintonía, abriendo las tiendas el domingo, o, lo que es preferible, se traslada la Feria al sábado y permanecen las tiendas abiertas durante todo el día. Este año, al coincidir la fiesta del Patrón en domingo, es muy adecuado para que el sábado, día de San Saturnino, se celebre la feria de ganado, dejándola en ese día para siempre. Hablando del comercio -ya para terminar-, mi agradecimiento por la representación de la obra de Lola Herrera, "Cinco horas con Mario", no puede ser completo: no está bien que una buena parte de los estelleses nos quedemos sin verla porque las entradas se agotaron a las pocas horas de ponerlas a la venta. ¿Tan costoso es programar dos representaciones? Conociendo la afición que hacia el teatro se está creando en Estella, espero que para la próxima obra se contraten dos actuaciones, aunque nos salga más cara la entrada, o, como debiera ser, le cueste algo de dinero al ayuntamiento. Nota: esta colaboración se publicó en el nº 255 de Calle Mayor, el 6 de febrero de 2003. |
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