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Nota: esta colaboración fue publicada en la edición regional de Diario de Noticias de Navarra, el 8 de octubre de 2003. REHENES EN EL AYUNTAMIENTO DE ESTELLAEl pasado jueves, con los votos de UPN, PSN y CDN se aprobó en el ayuntamiento de Estella una moción contra el llamado Plan Ibarretxe. Esta votación tuvo la virtud de desmontar la reiterada acusación regionalista de que la Alcaldesa de Estella está cautiva de los concejales nacionalistas que con su voto la auparon a la alcaldía. Como era de esperar, cada concejal votó según su afinidad política, de manera que IU, EA, PNV y CUE votaron de manera opuesta al PSN. Y así sucederá en lo sucesivo cuando se voten temas de índole parecida, porque en el equipo que lo gobierna nadie es rehén de nadie y, en vez de un pacto político o un reparto de poder, existe el acuerdo y la voluntad firme de sacar a Estella del pozo en que la ha metido los cuatro años de desgobierno regionalista. Razonamiento que sirve, adaptado a las circunstancias locales, a Sangüesa, Burlada, Tafalla y los restantes lugares en que UPN ha sido apartado del poder municipal. Al fallarles ese argumento, tan recurrido por ellos, Bozal y alguno de sus acólitos apelaron a la Constitución intentando erigirse en sus protectores para defenderla de las agresiones que a su juicio le infieren los partidos nacionalistas, y acusaron al PSOE de ser poco menos que una jaula grillos. Olvidaron que ellos, dado su tardío y tibio apoyo a la Carta Magna, poco pecho pueden sacar al afirmar defenderla, porque su débil convicción les lleva a instrumentalizarla en beneficio propio. Sumemos el hecho de que tanto el Presidente de UPN en aquellos momentos, como su tótem Manuel Fraga, se opusieron o votaron en blanco en el proceso constituyente o en el acto de su aprobación, y el actual Presidente del Gobierno, que actúa como un renacido Torquemada, se manifestó públicamente en desacuerdo y su actual mandato lo inauguró publicando un libro, "La segunda transición", en el que postulaba su reforma. Olvidaron, también, los líos que el PP ha tenido en Galicia, Córdoba, Málaga, Toledo, Extremadura, y tantos y tantos sitios. Lo que pasa, es que en ese partido monocorde en el que sólo se escucha la voz de su amo y su voluntad se impone sobre la conciencia de los militantes, el que discrepa o fracasa tiene que abandonar su parcelita de poder y, con frecuencia, el partido, lo cual apenas llega a la opinión pública porque los generadores de opinión están, en gran medida, comprados o condicionados. Sin ir más lejos, ahí tenemos a Cuíña, delfín de Fraga, linchado por el partido y condenado al ostracismo; a Adolfo Suárez Illana, olvidado y marginado después de haberlo presentado como alternativa a José Bono; a la ciudad de los califas, en la que sobre cualquier otra consideración se imponen las vinculaciones familiares con Aznar y sus ministros. Qué pasó con Hernández Mancha. Y con tantos dirigentes catalanes, como Vidal Cuadras, defenestrados por discrepar de Aznar. Por qué olvidar a Pimentel, joven ministro y único centrista de cuantos ha nombrado el Presidente, obligado a abandonar el partido por no querer comulgar con ruedas de molino. Y qué futuro le puede quedar a María San Gil, que el dos del presente octubre echó en cara a Álvarez Cascos el "poco respeto" conque ha tratado a los donostiarras -a todos los españoles, digo yó. Esta discrepancia, ¿no es también la prueba de que las tensiones que provoca la mordaza a que se somete al partido terminarán por explotar después de habernos pringado a todos? Ante ese antidemocrático sometimiento a la voluntad personal de Aznar, es de agradecer la coralidad de voces del PSOE, en el cual se puede discrepar sin temor a perder el cargo o ser obligado a abandonar el partido. En una nación como la española, en la que existe tanta diversidad de sensibilidades territoriales, y tanta competencia sana entre ellas, es necesario y enriquecedor que la variedad que de ello emana se manifieste en todos los ámbitos de la sociedad y la política. Las dictaduras, sean personales, militares, fascistas, social-nacionalistas o del proletariado, siempre han fracasado y han conllevado la destrucción de la sociedad y la ruina de los pueblos. El sometimiento a la voluntad de Aznar, de persistir, tendrá como corolario la ruptura de la patria española, o el enfrentamiento entre sus pueblos. Repásese la historia de España de los siglos XIX y XX, y tómese escarmiento. En Estella, ante la carencia de argumentos que tiene el sector vocero del grupo municipal de UPN; ante el ridículo de proponer la adopción de medidas a los problemas que se arrastran de los cuatro años de desgobierno en que ellos ocuparon (ocupar, en el significado que da la primera acepción del Diccionario de la RAE) la Alcaldía, en los que no fueron capaces ni siquiera de intentar su solución o verbalizar su existencia, adoptan, de forma casi mimética, los machacones eslóganes e irresponsables comportamientos de lo peor del PP madrileño representado por Cascos, Arenas, Acebes y otros tantos braceros de la descalificación y la irresponsabilidad. Josefina Bozal y su núcleo duro, aún no han llegado al falso victimismo que ha practicado UPN en Burlada; aún no han acusado a nadie de agresión o insultos, pero todo se andará. De momento, no contentos con eludir responsabilidades e intentar endosar su incapacidad al compañero, en el pasado pleno no tuvieron el menor empacho de faltar a su palabra y recurrir al engaño. Presentaron una moción contra el Plan Ibarreche y, antes del pleno, al ser requeridos por el PSN, aceptaron retirar su moción y presentar una igual a la aprobada por el Parlamento de Navarra. Cuando llegó el momento de someterla a votación, lo hicieron acompañándola del preámbulo de la moción que se habían comprometido a retirar. De esta manera, acudiendo a la falsedad y al engaño, demostraron que pocos peldaños le quedan a Josefina Bozal y sus concejales más próximos para descender a lo más bajo de la indignidad. Si UPN aceptara mi aconsejo, le propondría que forzara la dimisión de sus concejales quemados e inútiles, cuya incapacidad está sobradamente demostrada y es responsable de que perdiera la alcaldía, y los sustituyera por componentes frescos, nuevos, que no arrastren las querencias y frustraciones que tanto condicionan a los actuales, y cuyo liderato bien pueden asumir los concejales que no tienen vínculos con el inmediato y desmoralizador pasado, ya que alguno de ellos tiene una mayor y probada experiencia obtenida en ayuntamientos democráticos en los que la voluntad positiva y el diálogo predominaba sobre la crispación y el enfrentamiento. Sé que no me va a hacer caso, pero tiempo tendrá UPN de lamentarlo cuando lleguen las próximas elecciones. Estella necesita concejales comprometidos con resolver los problemas del presente y lograr el desarrollo de la ciudad y la comarca, y no personas que buscando la crispación y el enfrentamiento pretenden convertir el ayuntamiento en un circo. De seguir con su actual actitud, los concejales regionalistas de Estella demostrarán que ellos son los únicos rehenes, no de otros grupos, sino del comportamiento dominante que ven en el Gobierno de la Nación, al que, con su escaso bagaje y valía, intentan groseramente imitar. |
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