Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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¿UNA CIUDAD NO ESPECIALMENTE SUCIA?

Estella no es una ciudad especialmente sucia -nos dice el informe de Giroaz- Depende del momento en que se mire y del lugar al que dirijamos la vista -respondo- Cuando pasan los trabajadores de FOCSA, la dejan impecable; pero esa limpieza dura poco: lo que tardan en salir los niños del cole y llenarse el estómago de gusanitos, patatas fritas y otras "delicias " gastronómicas cuyos envoltorios llenan el suelo y convierten nuestro "cuarto de estar" en una cuadra, ante la mirada complaciente de las autoridades y de unas madres que parecen competir por tener el niño que más ensucia. Cuando esos niños crecen, haciendo gala de la educación recibida convierten en vertederos sus lugares de reunión, bien sea un rincón del Bellviste o el parque de Los Llanos. Si damos crédito al dicho de que no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia, debemos ser conscientes de que estamos educando una infancia consentida y caprichosa cuyo respeto por lo público brilla por su ausencia. Así, pues, hasta las próximas generaciones tenemos garantizada una ciudad puntualmente sucia, salvo que ayuntamientos venideros no deserten de su obligación de tener una ciudad limpia.

A nuestra tendencia a ensuciar todo, tenemos que sumar una administración a la que falta capacidad de reacción. Cualquier día un comerciante irresponsable deposita al pié del contenedor embalajes llenos de partículas protectoras que los niños se encargan de distribuir por toda la zona, alfombrándola hasta que al día siguiente pasa el servicio de limpieza. Otro día, un vecino no menos irresponsable deposita un objeto voluminoso que puede permanecer en la calle semanas o meses antes de ser retirado. O, sin ir más lejos, la pasada Semana Santa, el contenido de una o varias bolsas de basura permaneció tendido en el suelo de la Cuesta de Entrañas durante todo el sábado y el domingo, hasta que los empleados de FOCSA lo limpiaron el lunes. En otras poblaciones con muchas menos pretensiones ciudadanas y turísticas, durante todo el día hay personal que con una simple escobilla y un recogedor retira los pocos papeles que van a parar al suelo; aquí, no hay capacidad de respuesta ante hechos puntuales que se van convirtiendo en demasiado habituales. Nadie ve, nadie informa, nadie actúa. Y hasta los servicios municipales y sus contratas participan de este vicio local: el servicio de limpieza comenzó recogiendo lo barrido en bolsas negras de basura que cerradas depositaban en los contenedores, pero hace tiempo que se olvidaron de las bolsas y ahora vierten libremente el contenido de sus capazos, al igual que muchos bares y otros establecimientos lo hacen con sus cubos de basura. ¡Qué importa! -parecen decir- Ya lavarán los contenedores cuando huelan.


Cualquier domingo en la plaza del Los Fueros.
Cualquier domingo en la plaza de Los Fueros.

El otro día se celebró un festival de Hip Hop. Aunque no era la intención de los organizadores, muchos pensamos que al incluir una exhibición de graffitis, al día siguiente amanecería la ciudad pintada. Eso pensábamos la mayoría de los ciudadanos, excepto aquellos que en su nómina entra el prevenirlo. En Villatuerta, un ayuntamiento con un sólo alguacil de servicios múltiples ha detenido a los pintores; en Estella, sólo somos capaces de contratar a una empresa especializada para que deje las paredes limpias y así las puedan pintar con más gracia y comodidad. (¿hasta cuando deberemos sentir sana envidia por esas pequeñas poblaciones que nos rodean y nos dan ejemplos a diario?) El motivo de las pintadas se repite: es una firma que identifica a quien las hace. Pero aunque pusieran su DNI, no cambiaría la situación. ¿No están las fachadas de muchas calles abarrotadas de carteles que anuncian conciertos que se celebran a 20, 40 o 100 kmts.? En ninguna ciudad se permite ensuciar las fachadas de esa manera. Pero en Estella, lamentablemente, somos pioneros en esas cosas, y en otras como que un ayuntamiento suficientemente dotado de personal tenga que contratar servicios externos para que le cuenten las papeleras, los contenedores y las alcantarillas -labor que cualquier funcionario puede realizar en un par de mañanas-, gastando en informes un dinero que debería emplearse en renovar el mobiliario estropeado y colocar el inexistente.

Nota: esta colaboración se publicó en el nº 213 de Calle Mayor, el 03/05/01. Como he señalado en otra nota: nada ha cambiando en el último año y medio.

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