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UNA LENTITUD EXASPERANTELa Administración siempre ha sido muy lenta y, en el caso de nuestra ciudad, a veces, y especialmente en lo relacionado con el urbanismo, exasperante. A un asunto cualquiera cuyo promotor no haya sabido, querido o podido encauzarlo por la senda rápida en la cual parece no haber obstáculos, le pueden salir telarañas a la espera de ser informado. Una vez pasada esta primera prueba, deberá esperar turno para ser incluido en una comisión informativa que se reúne semanalmente. Si tiene suerte de que nadie proponga que quede sobre la mesa, en cuyo caso volverá a hacer cola, tendrá que esperar a ser incluido en la Comisión de Gobierno, la cual también puede dejarlo sobre la mesa. De ser aprobado, esta aprobación no será efectiva hasta que la misma Comisión de Gobierno, en la reunión siguiente, la ratifique. A partir de ese momento, para realizar la obra deberá esperar a que se lo comuniquen, y confiar en que el ayuntamiento le permita utilizar lo construido dándole la Licencia de Habitabilidad. En el mejor de los casos habrán pasado varios años antes de que pueda hacer realidad su proyecto. Como la mejor manera de entender este lento y aleatorio procedimiento es con ejemplos, ahí va uno: un promotor interesado en abrir un negocio, presenta una consulta en una fecha del año 1995 que desconozco. En diciembre del mismo año un arquitecto asesor del ayuntamiento informa diciendo que la tramitación es sencilla y rápida, ya que se inicia y acaba en el propio ayuntamiento. En enero del 96 la Comisión de Gobierno informa favorablemente la consulta. Dos años y medio mas tarde, el Pleno aprueba la reparcelación del terreno. Una vez finalizados estos trámites "sencillos y rápidos", en septiembre del 98 el promotor solicita licencia de construcción. En febrero del 99 Urbanismo deja la licencia "sobre la mesa". En marzo del mismo año hace lo mismo la Comisión de Gobierno. Un mes más tarde, al fin se concede la esperada licencia. Pero no echemos las campanas al vuelo: una vez terminada la obra tiene que esperar un larguísimo año, pagando amortización e intereses de un proyecto cien veces millonario, antes de que el ayuntamiento le permita abrir el negocio y poder hacer caja. [El motivo de esta última demora fue la tardanza del ayuntamiento en ejecutar las obras de urbanización. Labor que, costeada por los vecinos, se reservó el Ayto. Parte de estas obras tuvieron que ser modificadas por ser inadecuadas a las actividades que se desarrollan en la zona]. En este proyecto, desde que el promotor realizó la primera consulta hasta que abrió el negocio han pasado más de seis largos años capaces de dejarlo exhausto, sin ganas para meterse en nuevas aventuras, y con un importante quebranto en su economía. Pero aquí no pasa nada. Nunca pasa nada. Nadie es responsable de nada. Nota: esta colaboración, que recoge un hecho real, se publicó en el suplemento Merindad de Estella de Diario de Noticias, el 30/06/01. Posteriormente el Ayto. contrató una asesora legal para agilizar las licencias. Pasado un año de esa contratación la demora en la tramitación ha aumentado. La asesora se dedica a dar salida a los expedientes de infracciones urbanísticas y multas. La pela es la pela. |
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