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EN DEFENSA DE LA PEATONALIZACIÓNEn todas las ciudades europeas, las calles y plazas que tienen tráfico rodado están urbanizadas de manera que quedan perfectamente definidos y separados, mediante aceras, bolardos, etc., los espacios destinados al coche y al peatón. Cuando una de estas zonas peatonales se abre al coche -aunque sea con carácter limitado- este, al no haber obstáculos físicos, invade el espacio que siempre fue del peatón, aparcando y circulando bajo los árboles, entre los bancos, bajo los porches, etc. (pienso en la plaza de Santiago), creando un caos y una inseguridad inaceptable. Por tanto, cuando una calle o plaza se urbaniza para ser peatonal, la propia urbanización y la protección del ciudadano exigen que sea peatonal para siempre, salvo que se modifique colocando las barreras físicas que separen las zonas del coche y del peatón. El ejemplo lo tenemos en la plaza de Santiago: nunca hasta estos meses, ni cuando mayor presión rodada sufrió, los vecinos se habían visto obligados a proteger el acceso a sus bajeras y tiendas con obstáculos físicos. Protegiendo con bidones el acceso en una plaza peatonal. La peatonalización avanza en todas las ciudades, en proporción directa a su prosperidad y modernidad, y es un estímulo para el desarrollo de un comercio que se siente atraído por el creciente número de ciudadanos que acuden a las calles peatonales por la comodidad y seguridad de no verse agobiados por el tráfico. El ejemplo también lo tenemos en Estella con unas calles (Nueva, Comercio, Mayor) que tras décadas de peatonalización aumentan su oferta comercial, como contrapunto a una plaza de Santiago (y a calles como Carpintería, Puy y Navarrería) que, a pesar de no haber tenido limitaciones al tráfico y al aparcamiento, vio disminuir su comercio. Es evidente que la peatonalización crea polémica, y que parte del comercio acude al recurso fácil de atribuirle problemas originados por otras causas. Por eso, una vez que la peatonalización lleva tiempo aceptada, regulada y consolidada, hace mal el Ayto. en reabrir una polémica que sólo puede llevarle, de defender el interés mayoritario de los ciudadanos, a subordinarlo al mal entendido interés de un pequeño grupo de presión. Plaza Peatonal. Que la peatonalización afecta en distinta medida a unos y a otros comercios, todos lo sabemos. Pero suprimirla no es la mejor solución para los más afectados. Estos deberían disponer de varias tarjetas que puedan ceder al cliente necesitado de acercar su vehículo hasta el comercio para poder cargar artículos pesados (alguno ya lo hace). Y en lo que a la plaza de Santiago atañe, habilitar una zona azul en la Cuesta de Recoletas, y facilitar el acceso peatonal a través de la misma. Si se adoptan estas sencillas soluciones, la peatonalización beneficiará, también, a ese comercio que se siente perjudicado. Quien observe los vehículos que últimamente aparcan en la plaza de Santiago, comprobará cómo la mayoría pertenecen a los propios comerciantes de la zona, o a personas que se desplazan a tomar un vino o a realizar una compra que por su volumen o peso no requiere el apoyo del coche. Personas, toda ellas, que sólo buscan su propia comodidad, y a cuyo interés y comodidad no se debe sacrificar la seguridad de la mayoría de los vecinos y ciudadanos. A cobijo en zona peatonal. En este tema, tiene la Alcaldesa buena ocasión de demostrar que desarrolla su trabajo en beneficio de la ciudad y en interés de la mayoría de los ciudadanos, restableciendo de inmediato la peatonalización inteligente, o se va a subordinar a la presión, el halago, la amistad o la comodidad de unos pocos, por muy próximos que políticamente estén. Nota: esta colaboración se publicó en el nº 190 de Calle Mayor, el 04/05/00. Dos años y medio después, los vehículos invaden las zonas peatonales con la misma impunidad. |
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